sábado, 21 de enero de 2012

"Anna Karenina" y "La Regenta". Similitudes y discrepancias

por Carlos Fafián García

Uno de los momentos en los que la literatura rusa ha cobrado una fuerza especial en Europa es a finales del siglo XIX. Comienzan a surgir los escritores iluminados por los autores franceses del realismo y el naturalismo que tanto habían sorprendido. Fue un realismo más tardío, igual que en España, pero no por eso carente de vitalidad. Surgieron autores de renombre como Gógol, Chejov, Dostoievski, Goncharov y, por supuesto, el dueño de una de las obras cúlmenes Tolstoi.

Anna Karenina es un libro de innumerables valores, casi tantos como páginas tiene. Uno de ellos, y de los más importantes, es el reflejo del comportamiento humano en un ambiente y bajo unas condiciones concretas; esto es al fin y al cabo la técnica que usa el naturalismo literario: la observación del medio, la documentación de lo observado y la experimentación con los elementos obtenidos sobre la novela. Pero Tolstoi consigue crear una realidad paralela perfectamente detallada a un nivel totalmente abrumador.

Los méritos de Tolstoi son prácticamente indudables pero es cierto que debe parte de este método naturalista a Gustave Flaubert y su Madame Bovary. El autor ruso coge sin disimulo el arquetipo de novela de Flaubert, que es el de la mujer adúltera, pero a pesar de lo descaradamente parecido de las novelas lo cierto es que Tolstoi crea otra realidad dentro de su obra con un comportamiento y unas características psicológicas totalmente diferentes.

Por otro lado tenemos otra novela a la que le ocurre exactamente lo mismo que a Anna Karenina y es la española La Regenta. Pero hay algo diferente en el caso de esta tercera novela. Es evidente que Tolstoi copia el prototipo de novela de Flaubert, y es evidente también que Clarín lo hace del mismo modo con La Regenta; además las fechas hablan por sí solas ya que Madame Bovary es publicada el 12 de abril de 1857 (un año antes vio la luz en entregas en la revista La Revue de Paris) y traducida al español en 1873. Anna Karenina se publica en 1877 y La Regenta entre 1884 y 1885. La primera traducción de la obra rusa que podría haber consultado Clarín es en francés y fue publicada en 1885 por lo tanto sabiendo que el autor español no sabía ruso la única referencia que han podido tener los dos últimos autores para hacer su creación es la obra de Flaubert.

Sin embargo entre las obras del ruso y el español existen una serie de similitudes realmente sorprendentes que no comparten con la primera. Siguiendo el estudio de la profesora Marisa Sotelo Vázquez que hizo en la conferencia del V Coloquio de la Sociedad de Literatura Española del Siglo XIX llamada Anna Karenina y Ana Ozores: dos mujeres culpables dignas de compasión extraeré las igualdades más significativas.

La primera igualdad entre las dos obras y la más importante es la crítica a la falsedad social. La repercusión social que tiene la infidelidad en el siglo XIX es muy grande, y sin embargo no era algo poco frecuente tampoco por lo que la hipocresía debió ser algo que realmente molestara a los dos autores ya que esta crítica parece ser el tema central de las obras. Evidentemente su crítica no fue acogida con demasiado entusiasmo sobre todo en España porque Clarín se permite criticar a la iglesia incluida. Es una de las razones que le lleva a publicar en Barcelona; en Asturias le hubiera sido imposible por el reflejo de Oviedo tan degradado que hace.

Pasando a hablar de las protagonistas apreciamos que son dos mujeres jóvenes y guapas (bastante más guapas que las demás mujeres de su entorno como se molestan en remarcar). Están casadas por decisión familiar y con un marido bastante mayor que ellas que además sustenta un cargo político importante (Karenin es un alto funcionario del estado y Quintanar es regente de Vetusta). Además, otra de las similitudes más curiosas es que a ellas les pertenece el mismo nombre.

Una diferencia que en realidad no lo es tanto es la existencia de un hijo. Karenina tiene uno y más de una vez reconoce que si no fuera por él su sufrimiento sería insoportable. Pero de la misma manera que Ozores no tiene uno sí le hubiera gustado tenerlo por precisamente las mismas razones que Karenina. Así esta diferencia parece no serlo tanto ya que en las dos obras aparece la figura de un hijo con el mismo significado dentro de la obra.

Hemos de recordar también que todas estas características son similares entre las obras de Tolstoi y Clarín pero no lo son con la de Flaubert. Es decir son creación de ellos y no extracción de Madame Bovary ya que no tendría sentido remarcar estas diferencias si pudiéramos entender que las han extraído del autor francés. Por ejemplo mientras que Emma recurre al adulterio por incomodidad de su matrimonio y despecho ni Karenina ni Ozores lo hace por tal frivolidad. En su caso es por una necesidad fisiológica que les es difícil resistir. Su voluntad nunca es hacer daño a sus maridos, es más se culpan  constantemente por sus pensamientos y acciones. Por lo que entran en una serie de contradicciones muy grandes causadas por la conciencia de estos dos personajes.

Las dos mujeres también son unas grandes fantasiosas. Son unos personajes que se ven fuera del círculo de la sociedad porque no se sienten identificadas con él gracias a esta imaginación desbordada. Es la lectura uno de los soportes que les crea esta forma de pensar y posiblemente lo que les permite amar sin reservas a sus amantes imbuidas por las ideas románticas. Y como conocemos es esta ingenuidad la que les lleva a sus trágicos finales porque ni Vronski ni Mesía son los hombres que realmente habrían necesitado ellas.

Por último dar cuenta de ciertas técnicas usadas por los dos autores como es por ejemplo dar importancia a la mirada de las dos protagonistas. La mirada en diversos momentos de las obras se convierte en un reflejo de su psicología. También hay escenas con elementos muy parecidos como por ejemplo en el baile del compromiso de Kity (Anna Karenina) y el baile de carnaval (La Regenta) en que a las dos se las describe cuando están con sus amantes como si emanara una “diabólica seducción” con palabras textuales de las dos novelas.

Según Sotelo todas estas características son solo coincidencias entre las dos obras pero hay que reconocer que hay muchísimas y algunas realmente singulares como tuve la oportunidad de discutir con ella. Mi opinión es que son demasiadas casualidades como para que no haya habido un contacto relativo, pero también reconozco que los datos son absolutos y no parece posible que se hayan influenciado. Por otro lado también hay muchos detalles que son similares pero que no tienen por qué haber sido influenciados por nadie sino que son elementos obvios según la pretensión de la obra. Por ejemplo el hecho de que los dos maridos sean altos cargos políticos es para dotar de una mayor carga al escándalo social del hecho del adulterio. Claro que también hay otros elementos que no es posible que sean suscitados por nada y que coinciden milagrosamente como es el nombre de las protagonistas.

En definitiva no creo que sea posible conocer la verdad real sobre este tema pero en el caso de que no haya habido ningún tipo de contacto que desconozcamos hay que admitir la gran labor de estos escritores ya que muestran que aun en dos culturas totalmente diferentes como pueden ser la rusa y la española hay unos puntos en los que el ser humano converge.

Referencias bibliográfricas

Sotelo Vázquez, Marisa, Anna Karenina y Ana Ozores: dos mujeres culpables dignas de compasión. V coloquio de la sociedad de literatura española del siglo XIX,  22-24 de Octubre de 2008.

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